martes, 4 de junio de 2013

pero ella

La amaba con ese amor terrible, posesivo, absoluto con que aman los niños solitarios... 

No podía imaginar su existencia sin ella, sin su incesante parloteo, su curiosidad, sus caricias infantiles y la ciega admiración que ella le manifestaba. Ella pretendía tragarse el mundo y él vivía abrumado por la realidad. 

Él lamentaba de antemano las desgracias que podían separarlos, pero ella era muy niña para imaginar el futuro.

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